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Miel, dulce cosmética

Realza, revitaliza, limpia, restaura y suaviza. Y todo de manera natural. Estas son solo algunas de las infinitas virtudes de la miel y por eso no nos extraña que fuera la fuente de belleza de la gran Cleopatra. Desde el cabello, al que fortalece, hace brillar, suaviza y potencia su crecimiento hasta nuestro rostro que se ve nutrido por el abanico de nutrientes, y estimulantes naturales, que la miel proporciona.

Si se trata de conseguir un efecto calmante, una vez más hemos dado con el producto más adecuado. La miel contiene vitaminas, azúcares, enzimas y minerales que proporcionan una sensación calmante y embellecedora con difícil competencia. Es el caso de la Crema de Miel de Abeja y Rosas de la Casabarukcic.

También debemos recordar los propóleos que las propias abejas elaboran con la resina de los árboles y que más tarde utilizan para tapizar sus colmenas. Son cicatrizantes, coagulantes, calmantes y perfectos para ayudar a eliminar las arrugas. Por eso es muy común encontrarlos en cremas, lociones y champús. La crema intensiva de propóleo que nos propone el Instituto Esthederm calma, purifica y descongestiona.

Entre los productos originales que podemos encontrar a base de miel, el agua mielada que nos ofrece La Abeja Egipcia es la mejor manera de limpiarnos la cara directamente con miel y conseguir un desmaquillado perfecto, también de ojos, gracias a la espuma que proporciona.

Y aún podemos ir más allá aplicándolo a los masajes que disfrutamos no solo como terapia para acabar con un día de estrés sino también para eliminar toxinas. Los masajes con miel desintoxican estimulando la piel al abrir sus poros y activan a la vez la circulación sanguínea. Su capacidad para activar los órganos relacionados con la zona en la que se aplica el masaje es impresionante, consiguiendo revitalizar el sistema nervioso e inmunológico. El aceite de miel para masajes es una de las maneras más terapéuticas de aplicar este producto. Un ejemplo es el Wellness Masageöl.

Sea de una u otra manera, incorporar a nuestra rutina un tarrito de miel en cualquiera de sus versiones es una buena manera de aliarnos con la belleza. Si Cleopatra lo hacía, por algo sería.

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