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Tan diferentes como el café que pedimos, la diversidad humana

Esta mañana, mientras tomaba café, me he dado cuenta de lo diferentes que podemos llegar a ser incluso a la hora de pedir nuestro cortado, manchado, solo, con leche desnatada, con hielo, y así hasta mil y una posibilidades. Porque pedimos un café, sí, pero de ahí a que queramos el mismo, hay un abismo.

¿Y qué quiero contaros con esto? Que en la diversidad humana, en la diferencia, está nuestro encanto y radica nuestro secreto personal. Por eso debemos dedicarnos un tiempo en exclusividad para nosotras. Porque si no empezamos por mimarnos y querernos, no estaremos sacando esa parte que nos hace diferentes.

Solo hay que seguir unos pasos muy sencillos:

  • Mientras te duchas, o te preparas el desayuno, no pienses en lo que te agobia. Piensa en un plan que te motive a empezar el día, como la cena de fin de semana con tus amigas o el tiempo que vas a dedicar a hacerte la manicura.
  • Cuando entres en la oficina o en tu lugar de trabajo, sonríe. Comprobarás de manera sorprendente cómo, en la mayoría de las ocasiones, te devuelven la sonrisa.
  • Dedícate algún momento del día y organiza tus cosas. Incluso tu bolso se merece un poco de orden.
  • Busca una frase que te motive o escucha una canción que te traiga buenos recuerdos.

Ponlo en práctica y verás cómo, pasados unos días, te sientes única, diferente y tendrás una energía arrolladora. Cuando te tomes el próximo café, piénsalo… ¿te sientes desnatada, con cafeína o con hielo? Tú puedes cambiarlo.

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