5 tratamientos faciales DIY que puedes hacer en casa

El cuidado del rostro siempre ha sido una necesidad desde tiempos inmemorables. Con el paso del tiempo y los nuevos descubrimientos de la industria cosmética, el abanico de tratamientos, productos y posibilidades disponibles en el mercado se ha vuelto incontable. Sin embargo, hay quienes prefieren seguir utilizando productos naturales del tipo “hazlo tú mismo” o “DIY”, en inglés.
Mascarillas hidratantes, exfoliantes, tónicos, cremas y sérums, son algunos de los productos cosméticos que podemos hacer en casa, con bastante facilidad y con pocos ingredientes. En Cristina Álvarez te enseñamos 5 tratamiento faciales que puedes hacer en casa.
Pero antes de empezar a utilizar cualquier producto, tanto si es de elaboración casera como química, es fundamental que te laves la cara con agua y jabón neutro. De esta manera, evitarás que tu cutis contenga impurezas y residuos que puedan perjudicar la efectividad de estos productos.
También debes tener en cuenta el tipo de piel que posees. Antes de usar cualquiera de las mascarillas o tratamientos, es muy importante que sepas cuál es tu tipo de piel. A continuación, te exponemos los tipos de piel que existen para que puedas identificarte con alguno de ellos:
Piel grasa o mixta:
Esta piel presenta un brillo grasiento, tiende a desarrollar impurezas en la zona de la nariz y la frente y posee unas mejillas más secas.
Piel seca:
Esta piel es tirante y tiende a picar. Presenta un aspecto áspero y descamado y son muy susceptibles a los agentes externos, como las temperaturas.
Pieles sensibles:
Esta piel es mucho más susceptible que la piel seca a los factores externos. Es tirante y pica. Se enrojece frecuentemente.
Una vez identificado tu tipo de piel, te presentamos 5 tratamientos faciales para que elijas el que más se adapte a ti:
Mascarilla de clara de huevo y miel
Esta mascarilla además de limpiar tu piel evita las infecciones y deja el cutis muy terso. Al usar este tratamiento facial casero, contribuirás a regular la producción excesiva de grasa, sobre todo en aquellos que tienen tendencia a padecer acné.
Para elaborar esta mascarilla solo necesitarás una clara de huevo y una cucharada de miel. En un recipiente coloca la clara de huevo (la yema déjala para alguna receta) y bate ligeramente.
Añade la miel y mezcla para obtener una crema homogénea, aplica en el rostro con movimientos circulares y deja actuar 15 minutos. Pasado ese tiempo, enjuaga con agua tibia.
Mascarilla de azúcar
Las mascarillas exfoliantes de azúcar son muy fáciles de realizar para tener una piel reluciente. Tan sólo necesitas mezclar aceite de coco o de oliva con dos cucharadas de azúcar. Si lo deseas, puedes añadir algunas gotas de tu aceite esencial favorito, para que así, la experiencia sea más placentera.
Mascarilla de fresas y miel
Si lo que deseas es hidratar tu piel, te proponemos preparar una mascarilla con fresas y miel. Tritura unas fresas (4 ó 5 serán suficientes) y mézclalas con miel. Cuando la mezcla esté suficientemente pastosa, aplícala sobre el rostro y déjala actuar 20 minutos. Retiramos con agua fría. Tanto las fresas como la miel suavizan la dermis y la hidratan.
Mascarilla de yogur y avena
Si tienes la piel grasa, una mascarilla sencilla de hacer y muy efectiva es la siguiente: 3 cucharadas de yogur natural, 2 de avena y 2 cucharadas de ralladura de naranja. Mezcla bien todos los ingredientes, coloca la pasta sobre el rostro y espera 15 minutos antes de retirarla. Con este tratamiento facial natural dirás adiós a los brillos y al exceso de grasa.
Mascarilla de plátano, avena y miel
Si tienes una piel seca, machaca un plátano y añádele 4 cucharadas de avena y una de miel. Aplica la mascarilla en el rostro y deja actuar unos 15 minutos. Después retira y aclara con abundante agua. Otra opción para pieles secas es triturar la pulpa de un plátano y un aguacate, mezclalas con un poco de miel y de crema hidratante suave, aplica en el rostro y retira a los 20 minutos.
Limpiar correctamente nuestro rostro es fundamental para conservarlo suave y protegido. La limpieza facial es tan imprescindible como la hidratación. Y es que esta permite que la dermis “respire” y los poros no queden obstruidos.